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lunes, 24 de octubre de 2011

Esfuerzo de oro, medalla de plata

EL ECONOMISTA
24-10-201

Llega Madaí a la meta, llega. Con los ojos desorbitados se aproxima tambaleante. Guerrera toda ella. Inmenso el talento de la tlaxcalteca que tuvo el oro varios kilómetros y que al final dejó en manos de la brasileña Adriana da Silva, que se quedó con el título de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011.

Pero aún así, Madaí Pérez se inscribe en la historia. Desde 1995, ninguna mexicana subía al podio por el maratón. Ella sí, corrió por el oro pero se quedó con la plata. Diminuta en complexión, su cuerpo pareciera tan pequeño y frágil para exigirle tanto esfuerzo.
No es fácil ser maratonista. Menos hacerlo con 31 años a cuestas, dos hijos y montones de responsabilidades en su vida. No importa, a ella le vienen bien los retos. Los aceptó desde que a los 10 años le gustó correr, con obstáculos etéreos, como el que le ponía su padre: “Estudia una carrera. Correr no te va a llevar a nada”, decía.

Pero algo había en ella que la incitaba. A sus músculos le bastaron los altiplanos tlaxcaltecas para formarse. A su mente le bastó el deseo, siempre el de correr.

Sabía bien Madaí que a algún lugar quería llegar. Amateur, la chamaca corría sólo por el placer que le daba hacerlo. Después encontró un motivo: trascender.

Y lo hizo. Decidió que sería la prueba más exigente del atletismo la que la vería crecer, el maratón con sus extenuantes 42.195 kilómetros, también satisfactorios. Parece romperse Madaí mientras se contonea y se echa atrás el pelo. Pero no. No se rompe Madaí. Quizá es la sangre de su pueblo. El tlaxcalteca, recordado por no sucumbir ni ante los más fuertes. Cuenta su historia que empezó primero en la pista, siguió en el medio fondo y después el maratón.

Su primer triunfo internacional fue en el Maratón de Chicago del 2003, donde terminó en la posición 12, con un tiempo de 2:31.34 horas.

Maratón, prueba de grandes y agónicas epopeyas. A la mexicana le pareció un reto. Así se convirtió en la latinoamericana con el mejor registro de la especialidad en la historia, con un tiempo de 2:22.59 horas, el cual logró en el Maratón de Chicago 2006.

Un año después participó en el Maratón de Boston donde se quedó con el tercer lugar y un tiempo de 2:30.16 horas. En el Mundial de Osaka 2007, se agenció el lugar 15 con 2:35.17 horas. A su experiencia se le suman los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, donde logró ubicarse en el lugar 19 de la prueba.

Siguió el Medio Maratón de Nueva York 2010 donde consiguió el tercer lugar con un tiempo de 1:09.45 horas y fue bronce en los 10,000 metros de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayagüez 2010.

Corre Madaí, sigue corriendo. Reconoce que sólo dos motivos la han incitado a detenerse: sus hijos, Kenjiro y Kenia. Pero sólo ha sido por un momento, porque la mexicana acepta que su pasión es correr y correr y correr. Recorrer el largo camino y llegar lejos.

Tan lejos como sus ganas y su capacidad se lo permitan, tan lejos la diminuta guerrera que quiere llegar a Londres 2012 en la cima de su carrera. Y correr. Hacerlo para ganar una medalla. Ya no es como antaño Madaí, corre ella por un objetivo. Sabe adónde quiere llegar, es la meta, es subir al podio. Es correr.

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